lunes, 4 de julio de 2016

Buscando desconectar...

Últimamente estábamos un poco saturados de la lluvia, del trabajo y de hablar constantemente francés, así que modificamos las vacaciones para poder disfrutar de unos días de relax con Loira.

Barajamos diferentes posibilidades, entre ellas volver a Auvergne, la región de los volcanes. Otras opciones fueron el departamento de Finistère en Bretaña o los pirineos franceses.

A falta de una semana decidimos que una buena opción para relajarnos era ir a España. Por ello buscamos una zona fronteriza, rural y que reuniese nuestras tres aficiones favoritas: la fotografía, el senderismo y comer. 

La zona elegida fue el Valle de Broto, la entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte perdido.
Estaríamos bien situados, en un pequeño pueblo de menos de 50 habitantes llamado Buesa. Desde allí podríamos empezar muchas rutas de senderismo interesantes.

Antes de pasar la frontera por Formigal paramos a disfrutar del paisaje montañoso que empezaba a aparecer frente a nosotros.



Tras 8 horas de viaje llegamos a Buesa y como no teníamos ganas de cocinar, nos fuimos al único restaurante que hay en el pueblo y nos pedimos un buen chuletón de ternera del Valle de Broto. Ya teníamos energía suficiente para empezar al día siguiente una ruta en principio no muy exigente por el Valle de Otal.

Unos pimientos de piquillo confitados y a la brasa


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