La Pointe du Hoc es actualmente una especie de parque donde
quedan restos de varios búnquers y de las marcas de algunas de las bombas que quitaron tantas vidas
durante la segunda guerra mundial. En su día fue una más de las zonas de ataque
que utilizaron los americanos durante la Batalla de Normandía.
Resulta curioso ver cómo en los impactos dejados por dichas
bombas ahora existen caminos hechos por los niños al correr de un lado a otro.
Desde lo alto se pueden ver ya los acantilados y la bonita y desnuda costa de Normandía, bastante menos explotada urbanísticamente que la mayoría de la costa francesa.
Tras este agradable paseo fuimos a ver el cementerio alemán,
el cual estaba bastante tranquilo. El contraste con el cementerio americano es
evidente. En este caso las cruces de piedra se distribuyen en grupos de cinco,
la central más grande y elevada. Es mucho más austero y oscuro que el
cementerio americano. Alberga unas 21.500 tumbas que rodean una montaña con una
grandísima cruz de piedra y dos estatuas.
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