Desde que estamos en Francia, hay una sensación de felicidad extrema que hemos experimentado en varias ocasiones. Una de ellas fue cuando un vecino de Passins nos ofreció quedarnos en su casa en Morestel una temporada, lo cual ha sido indispensable para que ahora, después de un año, estemos en Francia instalados.
Fue una propuesta irrechazable, totalmente altruista, y que no sé si alguna de las personas que me he encontrado a lo largo de mi vida sería capaz de hacer teniendo en cuenta que nos habíamos conocido hacía tres semanas.
Este plan suponía que al volver de la vendimia tendríamos un sitio donde vivir, estudiar las posibilidades de futuro y poder progresar.
Morestel iba a ser nuestra casa durante muchos meses.
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