Este departamento forma parte de la región de Bretagne, lo cual para mí es sinónimo de mantequilla. La primera parada de nuestro pequeño viaje de dos días fue Vannes, capital del departamento con poco más de 50.000 habitantes.
Es una ciudad muy bonita, sobre todo un lunes que no hay mucha gente por la calle y la mayoría de comercios están cerrados.
Resalta la catedral en el centro de la ciudad, la cual rinde homenaje a San Vicente Ferrer, fallecido en Vannes en 1419. Para comer, cómo no, unas galletes y unos crêpes...y para merendar...un auténtico kouign-amann.
Seguimos el viaje yendo directamente a Carnac, pueblo conocido por los alineamientos de menhires, un total de 2.934. De hecho es la zona con más dólmenes y menhires del mundo. Dividido en 4 áreas, se han habilitado varias zonas para aparcar, aunque también está la opción de hacerlo andando.
El famoso y delicioso kouign-amann
Tras instalarnos en la habitación dimos una vuelta por Saint-Cado, desde donde pudimos disfrutar de un increíble atardecer.
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