Los expertos en dietética consideran que el desayuno es la comida más importante del día. Una cosa es que te guste desayunar mucho, galletas, rosquillas, tostadas, crêpes, huevos revueltos con salchichas…todo eso junto no consigue superar la energía que da la “manteca colorá”.
Se trata de un plato de la gastronomía andaluza que consiste en una mezcla de manteca de cerdo de color anaranjado, cocinada con trozos de carne (lomo es la versión que yo conozco). Todo ello especiado a más no poder. Las versiones para comerse esta masa anaranjada son varias, la que yo he probado ha sido untada en una tostada junto a una buena taza de café.
No sé cuál es la cantidad diaria de "manteca colorá" recomendada por un dietista. Lo que sí puedo afirmar es que no hay que tomárselo a la ligera, nunca mejor dicho.
Me contaron una vez una anécdota en la cual un andaluz, tras comerse un bocadillo de “manteca colorá” para merendar, tuvo una pesadilla en la cual los pelos de la nariz le crecían y crecían sin parar cual princesa Rapunzel. Como veis, con la "manteca colorá" no se juega.
Desde aquí agradecer a la madre de Javi por impedirme hacer la digestión hasta la noche…
Bromas aparte, tras este desayuno tan agradecido, emprendemos el camino hacia Carcassonne. En una hora atravesamos la frontera y en poco más de dos horas estaremos en Carcassonne.
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