Para aprovechar el viaje de vuelta a casa, tras unas
calurosas vacaciones de navidad entre Jávea y Valencia, decidimos parar en el País
Vasco un par de días y en los alrededores de Bordeaux otro par más.
El último día del año lo decidimos pasar visitando la dune du Pyla.
La dune du Pyla se sitúa en las afueras de Bordeaux, en un
pueblo llamado La Teste-de-Buch en el departamento de Gironde, dentro de la
región de Aquitaine.
Se trata de la duna natural más alta de Europa, con 110
metros en su parte más alta y 2,7 kilómetros de longitud. La duna está formada por unos
60 millones de metros cúbicos de arena.
Aunque los carteles indican que la duna está protegida, los
visitantes pueden caminar a sus anchas por cualquiera de sus zonas, lo cual puede
llegar a deteriorar enormemente su estructura.
Cuando llegamos, el parking está lleno y hay una gran cantidad
de gente que está subiendo a la duna. Una vez arriba el paisaje es impactante. A un lado tenemos el océano atlántico, al otro un enorme e infinito bosque de
pinos.
Una vez empiezas a andar, la gente se dispersa y ya puedes
disfrutar de las increíbles vistas y de la belleza de la duna.
El sol empieza a bajar, trayendo consigo un descenso importante de la temperatura así como un precioso atardecer como despedida del año 2014.
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